IDENTIDAD

Declaración de Lausana

Somos parte de la Red Gobal CCI, con iglesias en 4 continentes del mundo y con sede central en Tegucigalpa Honduras. Como tal el CCI (sede Heredia, Costa Rica) suscribe como referente confesional, en la comprensión de ser parte de un cuerpo universal de iglesias, el reconocido Pacto de Lausana (de 1974), fruto del Congreso Internacional sobre Evangelización Mundial. El Pacto de Lausana se destaca por su comprensión y compromiso con la tarea evangelizadora en el mundo, que se constituye para nosotros en la esencia de la vocación misionera para la que Dios ha establecido y respaldado la vida y misión del CCI.

Confesión doctrinal

Los aspectos de la fe cristiana son amplios y abarcan la totalidad de la vida espiritual, moral, social y material del ser humano y de su convivencia con el resto de la creación de Dios, de tal modo que esbozarla aquí implicaría un amplio tratado de fe. Resaltamos, entonces, los aspectos centrales:

  • Creemos en un solo Dios eternamente existente en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, creador y Señor de las cosas visibles e invisibles.
  • Creemos en Jesucristo, Hijo de Dios, quien se encarnó mediante la concepción virginal de María por obra del Espíritu Santo, murió y resucitó para redimirnos de nuestros pecados, y ser el único y suficiente medio de redención a la humanidad.
  • Creemos en la Biblia, que es la Palabra inspirada e inerrante de Dios, y autoridad suprema y final de la doctrina, fe y conducta del pueblo de Dios.
  • Creemos en los bautismos del agua y del Espíritu Santo en los creyentes, resultado de la conversión a Dios.
  • Creemos en la salvación por la fe como fruto de la gracia de Dios que garantiza la vida eterna.
  • Creemos en el fruto y los dones del Espíritu Santo, que Él reparte a los creyentes para edificación del Cuerpo de Cristo, la Iglesia Universal, y para su testimonio de amor y servicio a la humanidad.
  • Creemos en las manifestaciones de sanidad divina y liberación por el poder de Dios en la autoridad de Jesucristo.
  • Creemos en la segunda venida de Jesucristo en forma corporal y visible y la manifestación de su reino eterno.

La visión que nos DEFINE

Edificar una comunidad ferviente en su adoración, activa en su comunión y comprometida en su misión.

El propósito que nos DIRIGE

Impulsar a las personas para que crean en Dios-Padre, crezcan por la comunión del Espíritu Santo, y sirvan a la misión de Jesucristo en el mundo.

Los valores que nos DISTINGUE

Amor. La fuerza para corresponder a la gracia de Dios amando a los demás. Mateo 22.37-40; Juan 13.34-35; 1 Juan 3.14, 16-18.

Honestidad. La bandera del respeto y la integridad personal. Tito 2.7; Filipenses 4.8; Romanos 13.13.

Servicio. El vivir en disponibilidad a las necesidades ajenas. 3 Juan 5; Mateo 20.25-28; Juan 13.12-15; Gálatas 6.9-10.

Disciplina. El desarrollo de actitudes positivas que se aprenden. Proverbios 5.23; 15.32; Hebreos 12.11.

Excelencia. La cultura de cosas bien hechas que inspiran y honran. 1 Crónicas 17.17; Salmo 101.6; Hebreos 11.4.

Humildad. La virtud que nos acerca a Dios y a nuestros semejantes. Mateo 11.29; Proverbios 15.33; Hechos 20. 17-19; Efesios 4.1-2; Filipenses 2.3.

Fidelidad.  La mansa lealtad con Dios y con quienes nos presiden. Lucas 16.10; Salmo 31.23; 1 Corintios 4.2; Hechos 11.22-23; 3 Juan 3.

La estrategia que nos DISEÑA

  1. Nuestra naturaleza eclesial
  • Hemos sido llamados a plantar una ‘iglesia de puertas abiertas’ donde las personas son llamadas para adorar a Dios y enviadas para testificar de Dios.
  • Hemos sido llamados a plantar una ‘iglesia esparcida’ que motiva y prepara a los creyentes para testificar allí donde viven, trabajan y se mueven a diario.
  • Hemos sido llamados a plantar una ‘iglesia del camino’, de personas que están en renovación y movilización constantes en su fe y testimonio.
  1. Nuestro estilo ministerial
  • Estilo de vida. Nos identificamos con un estilo de vida que se basa en la verdad que enseña la Palabra, el amor servicial, el perdón interpersonal, y las nuevas oportunidades como muestra de la invariable misericordia de Dios.
  • Estilo doctrinal. Procuramos ser una iglesia con equilibrio en sus posturas teológicas, es sus formas de culto y de organización, en sus enseñanzas, y en sus manifestaciones espirituales.
  • Estilo pastoral. Estamos comprometidos con la tarea de alimentar, orientar y proteger pastoralmente a las personas y familias de la iglesia, con un amistoso y oportuno acompañamiento a sus necesidades.
  • Estilo de servicio. Procuramos ser participativos en nuestro accionar, dando oportunidad a cada creyente para desarrollar sus dones y capacidades al servicio de la edificación de la obra de Dios.
  • Estilo de organización. Estamos comprometidos con una cultura de hacer bien las cosas en cada una de nuestras actividades y modos de organización con miras al bienestar de la gente y la honra al Señor.
  1. Nuestro modelo eclesial
  • Creemos en las relaciones comprometidas. Ello significa, que jamás por los asuntos del trabajo o del ministerio serán sacrificadas las relaciones interpersonales e interministeriales. Para nosotros, las instituciones no son más valiosas que las personas; al contrario, creemos firmemente que son las personas quienes prestigian y potencian a las instituciones. Sin las personas correctas, las instituciones están condenadas al fracaso.
  • Preferimos muchos haciendo poco, que pocos haciendo mucho. Apoyamos la descentralización de las tareas ministeriales. El cuerpo pastoral tiene la tarea de crear condiciones para la implementación de un sistema de trabajo basado en esta sencilla pero contundente declaración. A la vez, cada feligrés debe ser motivado a servir en la iglesia, demostrando con ello que no está allí para ser un simple receptor de bendiciones, sino también para bendecir a los demás.
  • Nos importa, no lo qué tenemos, sino cómo lo usamos. Este es nuestro concepto y visión de la mayordomía en la iglesia. Creemos en la integridad, la honradez y la excelencia como principales virtudes en la administración de todo lo que Dios pone en nuestras manos. Una iglesia potenciada, no es la que cuenta con muchos recursos y bienes, sino la que utiliza sus recursos de manera sabia y con excelencia.
  • Buscamos ser, no una iglesia grande, sino una gran iglesia. No tenemos afición por los números o por lo espectacular; es decir, buscamos ser, no una iglesia grande, sino una gran iglesia. Una gran iglesia tiene que ver con influenciar de manera vigorosa e impactante a las personas de su entorno por medio de un testimonio efectivo de nuestra presencia eclesial en la sociedad en que vivimos.
  • Promulgamos el respeto y la tolerancia intereclesial. En nuestra comunidad eclesial internacional se suele aglutinar creyentes provenientes de diversas tradiciones: bautistas, pentecostales clásicas, neo-pentecostales, carismáticas, iglesias originadas en la reforma protestante, anabaptistas, etc. Para nosotros, unidad no es uniformidad, sino diversidad en armonía y respeto; por consiguiente, enfatizamos lo que une, no lo que desune.
  • Promovemos la mancomunidad de esfuerzos y compromisos. Aunque la Red Global CCI respeta la autonomía local de cada congregación, también consideramos de suma importancia la mancomunidad basada en ‘relaciones comprometidas’, y por ello apoyamos los esfuerzos y compromisos en lo que a la visión misionera CCI concierne, y en aquellas acciones donde se nos facilita llevarlas a cabo de forma corporativa.