Algunos conceptos centrales sobre misión
- Somos una iglesia misionera porque nuestro Dios tiene una misión en el mundo y nos ha llamado a participar en ella. Somos objeto de la misión de Dios y sujetos de la misión de Dios. Nuestro Dios es un Dios misionero. El Dios que nos eligió también nos envió. Sobre nosotros pesa no sólo un llamado a creerle sino también un mandato servirle. Él nos reconcilió consigo, y nos envió, como embajadores suyos, a promover la reconciliación de todos los hombres con Dios a través de Jesucristo. En la iglesia de Dios no debe haber espectadores sino partícipes de la misión, pues pertenecemos a ella por vocación y obediencia.
- La misión a la que hemos sido llamados por Dios es la de proclamar al mundo Su plan de salvación contenido en el Evangelio integral de Jesucristo, tarea que ha sido encomendada a todos los creyentes. El mensaje de la salvación es el mismo, en el pasado, presente y futuro, lo que cambia es la realidad del contexto donde es predicado y el modo de proclamarlo. Esta proclamación del mensaje demanda la conversión de hombres y mujeres como respuesta al llamado de Dios para conocerle.
- La conversión a Dios viene como fruto de creer y abrazar a Cristo como Salvador y Señor, lo cual da inicio a un proceso de vida como discípulos de Jesucristo, asumiendo la tarea de propiciar que otros hombres y mujeres también lleguen a serlo.
- La misión es la misma en todas las iglesias, lo que varía es la forma en como la realizamos. Cada iglesia recibe una visión específica, en tiempo y contexto, de cómo hacer la misión. La visión de la iglesia puede cambiar, lo que no puede cambiar es la misión. La mayor dificultad que encuentran las iglesias no tiene que ver con comprender que han sido llamadas a la misión de Dios, sino con establecer el modo más eficaz de hacer esa misión de manera relevante y eficaz.
- La misión implica una diversidad de acciones posibles conforme la realidad histórica y la visión que Dios haya impartido a cada congregación. En nuestro caso la obedecemos orando, ofrendando para las misiones, plantando iglesias, proclamando y enseñando la Palabra de Dios, sirviendo en comunidades con necesidades específicas, y alcanzando personas para que se conviertan a Jesucristo por medio de grupos pequeños de evangelización y discipulado.
Criterios prácticos para nuestra acción misionera
Nos proponemos ser una iglesia donde cada uno de sus miembros tenga, al menos, una experiencia misionera al año. Esa ‘experiencia misionera’ podría tener como modalidades: La labor de evangelización personal; las jornadas misioneras en comunidades específicas; acciones de servicio en hospitales, hogares de ancianos, cárceles; y otras acciones de testimonio cristiano. Buscamos con ello que la acción misionera sea una acción permanente de todos los creyentes. Además, se hace sumamente necesario que la iglesia provea de capacitación y herramientas prácticas para la acción misionera que faciliten la participación de la niñez, la juventud y los demás sectores humanos de la congregación.
Una iglesia plantadora de iglesias
- Nuestro mayor esfuerzo no es por el establecimiento de un templo, sino por el crecimiento multiplicativo de la iglesia. Discípulos hacen discípulos; iglesias hacen iglesias.
- Nuestra estrategia se inspira en modelos como el de T4T, aunque buscamos crear nuestro propio sistema (llamado ‘Obreros para la mies’). El sistema trabaja estableciendo en centros de ciudad estratégicas lo que denominamos ‘Casas de paz’.
- Las ‘Casas de Paz’ que lleguen a operar más lejos de la Casa de Paz Principal (nuestra actual oficina o la oficina donde operen los pastores rectores), podrán hacer Celebraciones con pastores asignados por los pastores rectores.
- La búsqueda permanente será la de llevar cada GV posible a convertirse en iglesia, o a un conjunto de GVs a convertir en una iglesia. Una vez que llegue a esa condición, el CCI Heredia podrá dar el estatus de ‘iglesia CCI autónoma’ a dicha congregación si así lo solicita y si llena los requisitos de reconocimiento ante la Red Global CCI.